Cuando abrió Culler de pau, en O’Grove, hace un par de años, todo el mundo coincidía en Galicia que Javier Olleros era
uno de los jóvenes cocineros gallegos con mayor proyección. Pudimos comprobar
su talento en la magnífica sesión que nos ofreció en ocasión del Forum
Gastronómico de Santiago en febrero 2010. Sin alardes, con una modestia
ejemplar, radical en el producto, elegante en el plato, Javier Olleros está
desplegando su talento sin tapujos.
Culler de pau es un restaurante que transmite valores seguros. Valor
culinario que practica con su presencia irrenunciable en cocina al lado del
nipón Takahib Tanaka, valor ético adquiriendo materias primas –del mar o de la
tierra- a productores responsables (escribiremos
otro día sobre su horticultor de cabecera) y valor estético que se percibe
cuando uno se sienta en la mesa. Porque el espectáculo natural que supone
asistir a una puesta de sol sobre la boca de la Ría de Arousa, en un atardecer
de primavera, es de los que dejan huella.
Evitaré una descripción
pormenorizada del menú degustación. Destacaré el recital de mar que supusieron
la Ostra con escabeche de gallo, el Berberecho y carnero (excelente!) sobre
fondo de roca y el Caldo de corales de
Vierira, tercer, cuarto y quinto servicio. La delicadeza del Pulpo con emulsión
de allada, y la suculencia del Canelón de sepia y buey de mar. Y el punto justo
de presencia cárnica en el menú con la Presa de porco celta, licuado de
espinacas y manzana. La cocina dulce acorde con la armonía del menú: Chocolate
con yogurt y helado de whisky y Torrija con café y cacao. Sabores delicados,
esencialismo reflexivo, naturaleza a raudales y elegancia sutil.
Acorde con la cocina el
servicio de sala. Profesional, amable, culto y eficaz. Nos sirvieron Do
Ferreiro (Rías Baixas) y Louro (Valdeorras) en blancos y el singularísimo VX
Cuvée Caco 2006 elaborado a partir de la varietal autóctona Souson en tinto. Un
deleite.
Ese mismo día, en O’Grove,
Rafael Ansón entregaba el premio Lola Torres a Juan Mari Arzak. Pero esta es
otra historia. Y otros valores.
2 comentarios:
Sin duda Culler de Pau es un lujo de restaurante. Y que gente como Javier y Amaranta se animen con una propuesta así en su aldea y sean capaces de defenderla como lo hacen es, en mi opinión, para quitarse el sombrero.
Por no hablar de la imbatible relación calidad/precio de su oferta.
Saludos
Son modélicos. Lo que señalas empieza a ser un rara avis.
saludos
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